Lo que se dice en calles de
Quetzaltenango
Así, en el Barrio de San Nicolás, se dice que don Cirilo Flores, primer presidente del Estado de los Altos, todavía se aparece en los corredores del palacio de la Gobernación, y hay quienes aseguran haber escuchado aún las discusiones de don Cirilo con su gabinete de trabajo. En el barrio de la Democracia se cuenta, que en las noches de luna se escucha aún la descarga de fusilería que cegó la vida de los patriotas que defendieron el Estado de los Altos. Asimismo, en la calle de los Copantes, bajo el puente de los Chocoyos, se escucha, en las noches de luna, el sonar del Ferrocarril de los Altos, como si llegara a la Estación Central de la ciudad altense.
El puente de los Chocoyos es fuente de muchas leyendas románticas, en donde las mujeres mestizas quetzaltecas han despreciado y llorado amores hasta convertirse en fantasmas de la noche, y es punto de reunión para todos los fantasmas y ánimas en pena de la ciudad altense.
Lo que más abunda en Quetzaltenango son las leyendas animísticas de ánimas en pena con sus personajes clásicos: El Sombrerón o Duende, se aparece en las noches en el barrio del Calvario; la Llorona grita en la Cuesta Blanca, al pie de la Cuesta de San Nicolás, el Cadejo “cuida a los bolos de la urbe”. Entre los empinados y ensoñadores callejones, la Siguanaba se aparece a los hombres trasnochadores y la Tatuana abre su estaquillo en el barrio de San Bartolomé. Las Animas Benditas recorren las calles del barrio Las Tapias.
También existen procesiones fantasmas en Semana Santa, como la del Cristo del Hospital, que se le oye deambular en las noches del Viernes Santo por el barrio de Pacajá: Se escucha la banda y el rezo de las cofrades mujeres indígenas. No existe barrio que no tenga su casa encantada, como en los barrios de Bolívar, la Cuchilla y Río Seco, que son los más famosos por los entierros y encantos de dinero que se encuentran en los patios de sus añejas casonas. Una de las consejas más difundidas, en la ciudad, es la leyenda de la procesión de muertos el día de finados, que se narra en el barrio de la Transfiguración y cuya variante pervive con mucha vigencia en todo Xela. Se cuenta que una señora del barrio, la noche del primero de noviembre, oyó “una gran rezadera y salió a ver qué pasaba”, vio entonces como todas las ánimas venían buscando las casas de sus vivos; por lo que una de estas ánimas le entregó una candela y le dijo que al día siguiente, cuando regresaran al cielo, pasaría por ella. La señora agarró la candela y la guardó en su cofre. Al día siguiente, cuando quiso devolverla, la candela había desaparecido y en su lugar había un hueso largo. Como no pudo hacer nada, estas ánimas se la ganaron y se llevaron a la señora el Día de Difuntos.
Entre los personajes de cuentos más famosos de Quetzaltenango está la egregia figura de don Chebo (Don Eusebio Ibarra), quien cabalga entre la leyenda y la realidad, ya que se tiene constatada su vida en la Xelajú del siglo XIX (1837-1917), conservándose su tumba en el cementerio general de Quetzaltenango.
La figura de don Chebo se entremezcla con los cuentos de bobos y personajes ingeniosos, tan comunes en la literatura oral guatemalteca. Pero es el único personaje del país que si se puede constatar su existencia: Persona de gran poder económico en Xelajú “su gracia”, era realizar acciones ingenuas, muchas veces hilarantes, que se trasladaron a la tradición oral anónima y se volvieron cuentos y chistes de gran arraigo tanto en Quetzaltenango como en el resto del país. Don Chebo es sinónimo de un hombre ingenuo, gracejo y gracioso, tanto como los habitantes de oriente se convierten en personajes de chistes y cuentos de humor en toda Guatemala. Hay muchas anécdotas de don Chebo, así se dice que a pesar de que era muy rico, se vestía como mozo de su finca para ir de Quetzaltenango a Guatemala para evitar los asaltos
Una vez don Chebo quizo vender un caballo y el comprador lo convenció que le permitiera dar varias vueltas en él, hasta que ya no regresó, entonces Don Chebo dijo: “Pero ya ven, aunque no regresó, me quedé con el gusto de no haberle rebajado ni un centavo”. También se narra que un grupo de muchachos le quiso jugar una broma a don Chebo, haciéndose pasar uno de ellos por muerto. Don Chebo llega al velorio, estando ahí los muchachos se alejan, pero cuando el que se hacía pasar por muerto hace ruidos, don Chebo toma un martillo y le pega en la cabeza y dice “si no estabas muerto, ahora lo estás otra vez”. Historias como la del clavo de hierro de don Chebo, las medidas del zapato de don Chebo y el árbol de cereza de don Chebo, son algunas de las miles de anécdotas y leyendas de este personaje legendario de Quetzaltenango, tan arraigado en la tradición oral guatemalteca.

No hay comentarios:
Publicar un comentario